Durante la misa, haces entrega de la ofrenda, que simboliza el deseo de brindar toda tu vida al Señor, ofreciéndole ante el altar, tus intenciones, necesidades y esfuerzos. La intención de ofrecerte a Dios, se manifiesta en la contribución que depositas en la canasta. De esta manera te unes a los dones del pan y el vino que serán presentados a Dios, en el altar.
Esta ofrenda es para Dios, por ello se realiza en el marco de la celebración de la liturgia eucarística. El apóstol San Pablo nos exhorta a participar en la misa con nuestra ofrenda de la siguiente manera: "Cada primer día de la semana, cada uno de vosotros reserve en su casa lo que haya podido ahorrar." (1 Cor. 16,2)